Funhalouro, recortes con cifras y nombres propios

El Programa de agua, saneamiento y fortalecimiento institucional de la UNAC en el Distrito de Funhalouro (Mozambique) empezó a principios de 2011 y debía extenderse hasta 2013. Tres años durante los cualesIngeniería Sin Fronteras (ISF) y la Unión Nacional de Campesinos (UNAC) debían abordar la problemática del acceso al agua, para uso de boca y mejora de la alimentación, así como al saneamiento en un total de 22 comunidades rurales de esa provincia.

La UNAC es un movimiento que trabaja a nivel nacional en pro de los campesinos y campesinas, y es miembro de Vía Campesina y su principal referente en África. En ese sentido, el programa también pretendía fortalecer una organización que tiene un rol importante entre los movimientos sociales en esa parte del mundo. En Mozambique se están dando un complejo proceso de desarrollo económico, con graves desigualdades y riesgos de exclusión, y con un sistema en lentísima transición hacia algo parecido a un Estado de Derecho.

Funhalouro está en Inhambane, un distrito con menos de cuarenta mil habitantes repartidos en una extensión algo superior a la de la provincia de Lleida. Los niveles de desarrollo son realmente bajos, practicándose una agricultura de subsistencia totalmente dependiente de las lluvias debido al limitado acceso al agua. Las comunidades se abastecen de fuentes de agua construidas por el gobierno u ONG, y a falta de éstas, obtienen el agua de puntos no seguros, ya sean pozos tradicionales y pequeñas lagunas igualmente dependientes del estiaje. En muchos casos deben recorrer diariamente largas distancias para obtener agua: es común ver agolparse alrededor de los pozos a niñas y mujeres que han recorrido más de diez kilómetros hasta llegar a ellos con sus bidones a cuestas. Según los datos del censo de 2007, la tasa de cobertura de agua era del 40% y la del saneamiento del 5%.

El 80% del total de un millón de euros con los que cuenta el programa, corresponden a la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament. De los tres pagos anuales, sólo se hizo efectivo el de 2011. Hacia el mes de marzo se avisó a ISF de manera informal que el pago de 2012 ya no se haría efectivo, y que además no había previsión temporal alguna de abono. Ante tal incertidumbre, atribuida a la falta de liquidez de la Generalitat y que impedía asumir ningún crédito para concluir las actividades programadas, ISF y UNAC paralizaron el programa con la mayor celeridad posible.

El efecto global y directo de la suspensión del programa es la pérdida de las sinergias creadas y de la continuidad en la implementación de las actividades, y en consecuencia la imposibilidad de alcanzar los objetivos inicialmente propuestos. La interrupción resta eficiencia a la capacidad de transformación de la financiación ya invertida, habiendo de reiniciar muchos de los procesos que se empezaron en su momento cuando vuelva a ponerse en marcha.

La principal actividad del Programa, la construcción de fuentes de agua para uso de doméstico y productivo, de la que dependen la gran mayoría de las otras actividades, daba cobertura a una población beneficiaria de 7.570 habitantes. Durante el 2011 se trabajó en 7 comunidades (2.400 hab). Debido a los recortes, estos 2.400 habitantes se han quedado con las fuentes de agua a medio construir y los restantes 5.170 hab. deberán seguir esperando a ver el agua en su comunidad. Por lo que respecta al personal contratado, la persona expatriada de ISF tuvo que ser despedida a finales de junio de 2012. La UNAC redujo de 6 a 3 trabajadores desde agosto, con la consecuente pérdida de un capital humano formado durante el Programa.

Además, ISF y UNAC contrajeron una deuda aproximado de 35.000 Euros con la empresa contratada para la construcción de las fuentes de agua. Esto dio pie a que esta no terminara las obras en marcha y dejara las siete comunidades beneficiarias de 2011 con las perforaciones hechas, pero sin las bombas instaladas. Esta situación supone un riesgo importante ya que el descontento de las propias comunidades podría suponer la práctica de sabotajes, como pasó en septiembre cuando desaparecieron las siete bombas manuales para instalar que la empresa guardaba en terreno, con un valor total de 9.000 euros.

A nivel cualitativo, es obvia la pérdida de credibilidad ante el Gobierno y otras instituciones locales, sin las cuales es imposible llevar adelante el Programa. Como evidente es el deterioro de la credibilidad y el compromiso por parte de los beneficiarios y beneficiarias, principales actores para la futura sostenibilidad de las actuaciones. Gracias al apoyo de otras instituciones como el Ayuntamiento de Barcelona, se van a reemprender algunas de las actividades durante 2013, a un ritmo notoriamente inferior.

Si los recortes presupuestarios han sido graves, la inseguridad a la que abocan los impagos puede suponer un punto de no retorno para muchas organizaciones, por lo que respecta a su trabajo en terreno, incluso a su presencia física. El tiempo dirá si se puede restablecer la confianza mutua con el conjunto de actores en Funhalouro, y seguir trabajando en algo tan sensible y complejo como el acceso al agua y el saneamiento. Lo visto hasta ahora nos muestra el desconocimiento que muchas administraciones tenían del encaje de bolillos que supone trabajar en el Sur y de la labor en general de la cooperación al desarrollo.

Ferran Alà y Miquel Carrillo, 07/02/2013

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