En la comparecencia de ayer del Secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica para informar del proyecto de presupuestos y asuntos relativos a sus responsabilidades, declaró que sólo las ONGD independientes económicamente podían recordar al gobierno lo que las personas necesitan. Con todo el respeto, si el Sr. Jesús Gracia, este y todos los gobiernos todavía no han entendido que nuestro papel principal es ese precisamente, y que lo es
independientemente de la naturaleza de nuestra financiación, vamos muy mal. La acción política en nuestra sociedad va mucho más allá de los partidos y exige de contrapesos para que sea realmente democrática y transparente.
Si, al contrario, lo dijo constatando que algunas de nosotras sacrificamos nuestro sentido crítico para sobrevivir, recojo el guante. El día que las ONGD renunciemos a denunciar las incoherencias y desmanes de nuestro modelo de desarrollo, de nuestros impactos en los Derechos Humanos y procesos democráticos allende los mares a costa de nuestra recuperación económica, nos habremos traicionado y no tendremos ningún sentido.
Por cierto, estaría bien que los partidos políticos se aplicaran la misma medicina, diciéndonos quienes los subvencionan y renunciando a la financiación pública para ejercer su sagrado ministerio.
